Anteriormente les he dado algunos consejos de como empezar en este camino de reducir su basura, les he dado ideas de lo que pueden hacer, y también les he contado la historia de como comencé yo, pero hoy quiero ahondar en uno de los puntos que alguna vez trate en mi blog. Quiero platicarles de un error que cometí al comenzar en este camino.
Como les comentaba justamente en alguna de mis primeras entradas, descubrí el movimiento zero waste buscando inspiración sobre minimalismo en Instagram. Todos sabemos que lo más llamativo de esta plataforma son las fotos, entonces ese maravilloso mundo del minimalismo y el zero waste me cautivó: era tan simple, hermoso y perfecto, y me dije que yo quería algo así para mi.
Obviamente seguí los pasos básicos, que ya les he comentado antes, para reducir mi basura: el termo, las bolsas reutilizables, las compras a granel, etcétera. Todo hasta ahí iba muy bien, hasta que sin darme cuenta me ganó mi pasado de compradora compulsiva.
Tengo que aceptar que adquirí algunas cosas por impulso, pasando por alto una de las primicias del zero waste que es utilizar lo que ya se tiene antes de adquirir cosas nuevas, y que el consumir también contaminas y generas desperdicios.
Ahorita lo pienso y me perdono por que era novata en esto, pero por lo mismo siento la necesidad de compartirles mi experiencia, y como se que a ustedes les gustan los detalles tanto como a mi, les contaré a detalle que fue lo que me hizo darme cuenta de mi error.
Soy una persona muy decidida. Si algo se me mete en la cabeza esta difícil que alguien me lo saque. Así que comencé rápidamente a hacer cambios en mi vida cuando decidí adoptar el estilo zero waste y minimalista. No había leído mucho del tema, pero sentía que necesitaba hacerlo ya, después de todo le debía mucho al planeta.
Descubrí en mi ciudad una tienda exclusivamente zero waste, y viendo lo que vendían decidí que necesitaba algunas cosas. Compré varias cosas. Algunas definitivamente las necesitaba, y otras me di cuenta, después de algún tiempo, que no eran necesarias y que realmente podía haber usado cosas que tenia en casa.
Entre las cosas que compré esa vez estaba un «kit zero waste» para salir. Este incluía cubiertos de bambú, que no use hasta después de mucho tiempo, y los cuales pude haber remplazado simplemente usando lo que ya tenía en casa, y una funda para los cubiertos, que también pude remplazar, por ejemplo, con alguna cosmetiquera. Aclarando, los cubiertos de bambú son muy buenos si acostumbras viajar ya que en los aeropuertos no te dejan subir los metálicos, pero en mi caso no eran necesarios.
Otra cosa que recuerdo haber comprado era una bolsa de tela encerada, que en teoría, reemplaza a las ziploc pero que realmente no funciona igual y que la he usado en muy contadas ocasiones.
Hasta ahí todavía no me daba cuenta en que estaba callando en lo que ya hacía antes y a lo qué le estaba huyendo: el consumismo.
Abrí los ojos un día que se me ocurrió pedir por Amazon una bolsa para mandando. Yo ya tenía bolsas, pero mi excusa era que esta ocupaba poco espacio por el material del que estaba hecha, y me cabía mejor en la bolsa de mano. En parte era verdad, pero quede en shock cuando recibí el paquete y era una caja enorme con muchísimo plástico. Me di cuenta que había sido una compra sin sentido, y que en mi búsqueda de encontrar ayudar al planeta, estaba cayendo en lo mismo de antes. Y a partir de ahí fue cuando realmente comencé a aplicar el pensar antes de comprar, y preguntarme si realmente me es indispensable.
Claro que en este tiempo he comprado cosas, por que finalmente con el cambio de hábitos cambian también tus necesidades. Como ejemplos puedo dar: compré una mochila para el día a día por qué es más sencillo usarla y tener las manos libres ya que ahora cargo con mas cosas, compré un termo pequeño que pudiera caber en mi mochila, un recipiente plegable de silicon para cuando voy de paseo y se que necesitaré comprar comida que solo venden en desechable, e igual un vaso plegable con el mismo propósito, también compré un recipiente de acero ya que es menos peligroso que uno de vidrio, y si pongo ahí sobras de comida no le pasa nada con el calor como al plástico…y así he ido adquiriendo cosas que a diferencia de antes, he pensado un tiempo antes de adquirirlas y que también me he esperado hasta encontrar exactamente lo que necesito después de haber probado lo que ya tengo, por si puedo evitar comprarlo.
Entonces, si vas a comenzar en esta aventura de reducir tu basura, no olvides pensar antes de adquirir cosas, usa primero lo que ya tienes y ve comprando o cambiando solo lo que sea absolutamente necesario. No caigas en el consumismo sin sentido. Por más ecológico que sea algo, si no lo necesitas también estás aportando algo a la acumulación de basura y contaminación. Todo deja su huella ambiental.
Espero que mi experiencia te ayude en este camino, y no caigas en los mismos errores que yo. Recuerda que cada pequeña acción cuenta.